martes, 2 de agosto de 2011

secuestro extraterrestre

Abducción (ufología)

En el campo de la denominada «ufología», se llama abducción al supuesto acto en el cual uno o más seres extraterrestres toman a un ser vivo terrestre contra su voluntad (lo secuestran) y lo llevan a algún sitio determinado, generalmente a su propia nave espacial.

 Descripción

Quienes dicen haber sido testigos de una supuesta abducción o haberla sufrido personalmente, suelen relatar el haber entrado a una sala como un laboratorio, donde los extraterrestres en las últimas décadas estarían realizando siempre el mismo experimento.[
El secuestro estaría precedido por la pérdida de la voluntad y de la conciencia. Los testigos aseguran que durante el rapto habrían sufrido un lapso importante de «tiempo perdido», es decir, la sensación de haber pasado un tiempo prolongado, pero sin poder recordar casi nada de ese lapso transcurrido. El interior de la nave a donde serían conducidos los abducidos, por lo general es descrito como una sala redonda y con cúpula, iluminada por una luz difusa que parece salir de las paredes y del piso. Tras ser retornados de la abducción, algunos comentan tener alguna anomalía en su organismo, tales como la presencia de objetos metálicos dentro del cuerpo.
Otros puntos en común serían:

Consecuencias

La mayoría de los supuestos abducidos cuentan historias similares de los acontecimientos, parecidas a las descripciones de las películas de ciencia ficción acerca del tema. [cita requerida]
Por su parte, el folklorista Thomas E. Bullard realizó un estudio[1] sobre 309 casos de este tipo, mostrando que siguen cierto orden y en el que destacan ocho episodios clave:
  • Captura
  • Examen
  • Deliberación
  • Excursión
  • Viaje a otros mundos
  • Teofanía
  • Regreso y consecuencias.
Si bien todos los elementos no aparecen en todos los casos, según él y sus propios criterios acerca de lo que se considera captura, examen, deliberación, excursión, viaje a otros mundos, teofanía, regreso y consecuencias, hay un 84 por ciento de situaciones en los que

Tiempo perdido

Una característica fundamental que dicen vivir los supuestos abducidos es la amnesia, llamada «tiempo perdido» en el argot que popularizó el escritor neoyorquino Budd Hopkins, autor del libro Missing time, en 1981.
Esta amnesia casi siempre impide a los protagonistas recordar el meollo del incidente.
Por ejemplo, una persona vive una situación extraña de una supuesta abducción o visita extraterrestre a una determinada hora.
Más tarde, al mirar su reloj, ve que han pasado varias horas, pero no recuerda bien qué ocurrió en ese lapso.
Siente que ha pasado un lapso de tiempo, del cual no recuerda bien qué aconteció. A veces son horas, y otras, días.
Lo ocurrido durante ese tiempo perdido supuestamente puede saberse mediante regresión hipnótica, mediante las cuales se somete al abducido a un estado de relajación en el que las imágenes que la memoria consciente se resiste a recordar afloran progresivamente.
Es muy posible que el abducido recuerde el principio del episodio: por ejemplo, una luz muy fuerte que le cierra el paso mientras viaja de noche en su automóvil; una estrella que cae del cielo y se posa en un prado cercano, donde se resuelve en un «platillo volante», un súbito paro de todos los sistemas eléctricos del automóvil, un tiempo perdido, unas horas en las que el sujeto no sabe dónde ha estado, etc.
Mediante la regresión hipnótica, profesionales como el hipnólogo estadounidense Leo Sprinkle, el hipnólogo estadounidense Berthold Schwarzy y el hipnólogo e ingeniero estadounidense James Harder, han conseguido obtener relatos de varios centenares de abducciones.
 

Posibles explicaciones

Científicamente la explicación más plausible de las supuestas abducciones sucedidas durante el sueño, es que los relatos surgen como explicación a episodios de parálisis del sueño o en sueños lúcidos no controlados.
En general las alucinaciones que se tienen durante la parálisis del sueño, serían sueños con algunas de las características de los sueños lúcidos, que se perciben reales mientras sucede el fenómeno; pero que sin embargo al despertar las personas que creen haber sido víctimas, recuerdan el hecho como real, llegando incluso a reconocerlo como un acontecimiento vivido realmente durante el resto de sus vidas.
En relación a los casos de quienes relatan haber sido abducidos mientras caminaban, trabajaban, o incluso cuando conducían su automóvil (como es el caso de los célebres Betty y Barney Hill)[5] se explicarían por el papel de las influencias culturales.
Esta explicación se basa en que los relatos de abducciones se han incrementado después de que las historias sobre extraterrestres y las abducciones empezasen a aparecer en el cine y la televisión.[6]
La historia de los Hill fue popularizada por el periodista John G. Fuller, dando comienzo a una era de supuestas abducciones que seguían un patrón similar al descrito por los Hill, hoy en día asumido culturalmente.
Esto dificulta el trabajo de los ufólogos, ya que deben descartar los casos en los que se demuestra que la «víctima» sólo tuvo un episodio paranoico, por lo que resulta más complicado dar con casos en los que aparentemente sí sucedió un rapto real.
En cualquier caso, la posibilidad de «episodio paranoico» es anecdótico: no es necesario en absoluto sufrir algún tipo de inestabilidad mental para sufrir episodios de parálisis de sueño y autoconvencerse de haber sido raptado por algún tipo de entidad.
En realidad, los episodios de parálisis de sueño no dan lugar sólo a interpretaciones del tipo abducción, también son interpretados como visitas de ángeles, posesiones demoníacas...
Igualmente muchos de los individuos que dicen haber sido secuestrados, se les ha hecho recordar el supuesto suceso mediante hipnosis.
Lo cual puede permitir que el individuo sea sugestionado o autosugestionado mediante hipnosis, induciéndole, voluntaria o involuntariamente, falsos recuerdos.
Todas estas posibles explicaciones, según los creyentes, indican que no alcanzarían a ser totales ya que habría casos de personas que dicen haber sido abducidas habiéndoseles detectado pequeñísimos objetos compuestos por metales o cristales (implantes) en diversas zonas del cuerpo, como la nariz, el cráneo, las orejas, los pies y las manos.
Localizados con el escáner y por radiografías, algunos se han extraído para ser examinados. Hasta este momento[cita requerida] nunca se trata de un material desconocido o con características que solo se esperaría encontrar en otro planeta, sino siempre materiales comunes.[7] [8]
El 25 de septiembre de 1986, la revista científica estadounidense Nature publicó una carta firmada por siete miembros del Departamento de Genética del hospital Winston Churchill (en Headington, Inglaterra), en la que pedían ayuda para identificar un misterioso objeto que habían detectado en unos rutinarios análisis cromosómicos de un paciente.[9]
Sin embargo, los críticos indican que el valor de una carta no es el mismo que un artículo publicado en una revista científica, además de que la carta no tiene relación con el supuesto fenómeno de la abducción.

Presuntos casos de abducción

Abducciones ovni en la antigüedad

A partir del argumento que desde el pasado más remoto, el ser humano ha tratado de expresar lo que veía de acuerdo con su entendimiento, relacionando las distintas manifestaciones con objetos conocidos, manteniendo de esta manera la semejanza con lo observado; hay creyentes que postulan que si estos vehículos aéreos podrían haber sido tripulados, produciéndose el contacto con los eventuales observadores, y transmitiéndoles enseñanzas diversas.
Así indican que cabe la posibilidad de que se les pudo haber llamado a estas «naves»: bórax resplandeciente, nubes con ángeles (en el Corán islámico). vímanas y carro de flores (en el Ramaiana hinduista), vehículos de los dioses, carros de fuego, discos solares, nubes de fuego, etc. Así, hay creyentes en el fenómeno de la abducción, que igualmente afirman también que varios personajes de la antigüedad, tales como algunos personajes indicados en relatos bíblicos y pre-bíblicos habrían sido abducidos en supuestas «nubes» o carros de fuego a través los cuales «ascendieron a los cielos».
El caso del profeta Ezequiel, o de Elías (ascendiendo al Cielo a través de un carro de fuego que provenía del cielo), o incluso Jesucristo (subiendo al cielo a través de una nube) hace lanzar a algunos ufólogos la idea de que el fenómeno no es solamente actual, sino que existió a través de los años, incluso en la más remota antigüedad.
Frente a estos argumentos, los críticos, la comunidad científica y escépticos indican que la hipótesis de la abducción no deja de ser una explicación ad hoc ya que las nubes y carros de fuego podrían ser metáforas para un relato religioso y no hay ninguna evidencia de que esos relatos deban ser interpretados de otra manera.
Aunque para otros no se trataría de una explicación ad hoc, sino de un argumento desde la ignorancia: no se sabe con un 100% de seguridad a que se refieren esas historias, por lo tanto «tienen que tratarse de extraterrestres».
El argumento desde la ignorancia es aplicable a muchas de las afirmaciones acerca de las visitas de extraterrestres.

El caso de los Hill

Este famoso caso popularizó las historias de abducciones, siendo una abducción que posteriormente se demostró como un producto de la imaginación de la pareja, combinada con falsos recuerdos inducidos bajo hipnosis y que la pareja asumió como auténticos.
El caso comenzó cuando la pareja avistó un objeto que no identificaron cuando volvían de madrugada a casa, el 19 de septiembre de 1961.
Según el relato, Barney Hill habría observado el objeto con prismáticos y le pareció ver formas humanoides a través de las ventanillas, lo que le hizo pensar que se trataba de un avión.
Betty, en cambio, dice que en ese momento estaba convencida de que era un platillo volante, e hizo llamadas durante los días siguientes a la Base de la Fuerza Aérea de Pease para informar de lo que había visto, y se compró y leyó varios libros sobre platillos volantes.
También escribió al autor de uno de ellos (Donald E. Keyhoe) relatándole lo que había vivido. En ninguna de esas cartas ni en las llamadas que hizo habló nunca de ninguna abducción.
Estas salieron a la luz unos tres años después, cuando la pareja se sometió a tratamiento por el psiquiatra Benjamin Simon y narraron la abducción, describiendo al que sería el prototipo de extraterrestre durante las décadas siguientes.
Durante los años setenta la historia de los Hill se popularizó y se filmó una película sobre el tema.
Después de la emisión de la película, los relatos sobre abducciones se multiplicaron: en los treinta años precedentes a 1978 (año de emisión de la película) se habían constatado cincuenta abducciones, todas declaradas después de la de los Hill, y durante los dos años siguientes a la emisión se declararon cien.[cita requerida]
Sobre esto, los creyentes afirman que todas las posteriores denuncias de abducción no serían inventadas sólo por el hecho de que la gente podría haber tenido anteriormente la posibilidad de haber visto o escuchado la historia de los Hill y sus repercusiones.



 
 CASO REAL
·         LUGAR: Pampa Lluscuma a 5 km. de Putre, CHILE.
FECHA: 25 abril 1977
HORA  : madrugada
·         Ocho soldados que se encontraban patrullando la zona, junto al Cabo ARMANDO VALDES GARRIDO, el protagonista de este hecho, divisaron una luz muy potente. Como él mismo diría a la televisión a los pocos días del hecho: "La luz estuvo allí toda la noche. Nadie sabía de qué se trataba. Hasta que empezó a descender...Pero al fin, cuando descendía de la montaña, lentamente nos parecieron dos luces. Una siguiendo a la otra, desde muy cerca".
·         Valdés increpó hacia la luz, pidiéndole que se identificara, avanzó y penetró en una extraña niebla para desaparecer completamente. "De los quince minutos, no recuerdo nada. Los conscriptos dicen que al entrar en la niebla me esfumé, yo sabía que estaba entrando en la niebla, pero no recuerdo más. Les aseguro que quiero recordar porque necesito saber qué sucedió. Lo único que guardo en mi mente es haber tenido un sueño profundo, haber caído en el fondo de un abismo y en lo demás mi cerebro está vacío. ¡Quiero saber qué pasó!".
·         "Cuando reaparecí, tras quince minutos, los muchachos oyeron mis gritos detrás de donde ellos estaban cuando me esfumé. Era una zona oscura, allí reaparecí, donde no llegaba la luz que emitió el objeto. Yo decía: ¡Muchachos... muchachos... socorro!. Dos llegaron justo en el momento en que perdía el conocimiento, yo no recuerdo ninguna cosa, más tarde, desperté, pero ya no estaba en aquel lugar, sino en la enfermería".
·         "Quiero saber qué me pasó durante esos quince minutos, tengo que averiguarlo, no voy a poder vivir con esa incógnita".
·         Entre los fenómenos ocurridos en los quince minutos que duró la abducción, se destaca:
·         - El calendario del reloj digital se adelantó algunos días. - A Valdés, le creció la barba algunos milímetros.
·        
·         POR FAVOR, ESTIMADOS LECTORES DE ESTE SITIO, COMPAREN EL RELATO ANTERIOR, CON EL SIGUIENTE:
El día Miércoles 16 de junio de 1999, el nombrado cabo Armando Valdés, conocido personaje de la ovnilogía chilena, rompio su silencio después de 22 años de ocurrido el incidente más extraordinario sobre abducciones en Chile, en una entrevista otorgada a televisión nacional (programa "De Pe a Pá")
·         -Opinión Dir. AIFOC ( Héctor Méndez ):
·         "Salta a la vista que el señor Armando Valdés es un personaje sencillo y a la vez muy enigmático en lo que se refiere a su vivencia, sin embargo noté tonos muy inconclusos en gran parte de sus respuestas, por lo cual creo, personalmente que debe apoyarse en profesionales que le ayuden a comprender lo que realmente le ocurrió en todas sus dimensiones. La interrogante del caso Valdés no termina con esta suerte de entrevista prediseñada, sino que se aviva aún más, haciendo que continúe siendo uno de los casos más misteriosos y apasionantes en Chile y por que no, en el mundo."
·         Algunas de sus respuestas:
·         -Valdés:"El fenómeno que viví ...no me dió una buena sensación...
·         -Pedro Carcuro: ¿Entonces Ud. cree que éstos seres son malos ?
·         -Valdés: "Si fueran buenos no habría sentido pánico, angustia y todo lo demás...
·         -Pedro Carcuro: ¿Ud. tiene temor por el futuro de la humanidad ?
·         -Valdés :Correcto, tengo muy claro lo que va a pasar en el futuro...
·         -Pedro Carcuro: ¿Tiene miedo de una invasión extraterrestre Suboficial Valdés ?
·         -Valdés: (silencio...) Estoy trabajando en eso para poder entregar ese mensaje Pedro...
·         -Valdés: pudiera ser...
·         -Pedro Carcuro: ¿Ud. tiene miedo ?
·         -Valdés :No Pedro, extrañamente no, porque en estos 22 años he aprendido como defenderme de los que no son buenos.
·         Otros puntos importantes:
·         -Mientras Valdés estuvo en servicio activo, el Ejército de Chile le prohibió dar cualquier tipo de entrevista, sin previa autorización de la Dirección de Inteligencia. (Se repite la misma historia...¿Le querrían copiar a los yanquis?)
·         -En declaraciones hechas en Televisión Nacional el 9 de junio de 1999, aseguró: "Los extraterrestres son seres malos y tenemos que estar preparados para su llegada. Yo he estudiado todos estos años cómo detenerlos, y espero pronto poder revelar todo lo que de ellos recibí y conozco".
·         -En ese mismo programa, señaló que en el Regimiento Tucapel de Temuco, fué visitado por los conocidos "Hombres de Negro", sin indicar detalles sobre el hecho. (¿Tan fácil es ingresar a los recintos militares chilenos?).
·         -Es importante agregar que Váldes sacará al mercado su libro en noviembre, donde cuenta, supuestamente, todos los detalles del acontecimiento.
·         N. del E. Wax Falcon: En este caso, salta a la vista el hecho de un suceso real. Tengo el placer de haber conocido personalmente al Cabo Valdés, cuando tomabamos las onces en Pueblo Nuevo, Temuco, en la casa de la familia Araneda Montecinos, año 1988, ocasión en la que no le formulé pregunta alguna sobre el hecho, más que nada porque no le reconocí inmediatamente y porque mi hermano Henry, luego me advirtió que él no hablaba palabra de lo ocurrido, aunque se le preguntase (egoista).
Sin embargo de sus declaraciones se desprende que este señor es evangélico, por lo tanto, es creyente. Sobre esa base cabe preguntarse, si corremos algún riesgo ¿no sería más ético advertir a todos los seres humanos que se pueda gratuitamente?. No obstante ello, él oculta esta supuesta información, recalcando que pronto saldrá su libro a la venta. Parece un negocio, mercadeo...sobre todo comparando las declaraciones efectuadas cercanas en fecha al hecho donde este señor no sabía qué le había pasado; con las últimas, donde dice tener todo claro. Ni hablar del típico hermetismo por parte de los sectores de gobierno, que parecen seguir una moda, más que divulgar la información a las personas que les pagan el sueldo. ¿A qué hay que temerle?. Díganlo y háganse famosos, en vez de estar copiando a los norteamericanos.
No olvidemos que casos de abducciones hay desde tiempos de Enoc. Sino, lean la Biblia.
En lo particular, sé de otro hecho que le ocurrió a un conocido en enero de 1999, donde igual se adelantó el reloj digital de su auto en dos años, luego de que su automóvil se detuviera, al mismo tiempo que divisaba una luz potente que venía acercándose desde el cielo. Esto último aparecerá próximamente en este sitio.
Si usted tiene algún caso que quiera compartir con nosotros, les estaremos muy agradecidos de que lo comuniquen a nuestro mail, sobre todo, si esa experiencia encierra algún mensaje para la humanidad.



 

Percepcion extrasensorial

La percepción extrasensorial

  

   El estudio de las facetas ocultas del ser humano parece indicarnos que las limitaciones de nuestros cinco sentidos no son las que habitualmente creemos.  Todo parece indicar que por cada uno de ellos podemos recibir señales que no siguen los cauces normales.  Es como si pudiéramos ver y oír sin utilizar los ojos ni los oídos.  Existen infinidad de teorías esotéricas que pretenden explicar estos hechos.  Cada secta, cada doctrina, cada religión los explica a su manera, y siempre aprovechando la oportunidad para apoyar gratuitamente sus hipótesis sobre las magnitudes ocultas que ellos defienden.
No vamos a detenernos a estudiar todas las hipótesis que existen, pues se nos haría interminable, y seguro que nos dejaríamos alguna.  Si hubiera algún acuerdo entre tanta teoría lo anotaríamos, pero, como el clásico desacuerdo en este tema se hace más notable que nunca, no vamos a perder el tiempo en hablar de ellas.  
Las percepciones extrasensoriales parecen generarse en el propio cerebro, todo parece indicar que la materia gris destinada al sentido de la vista o del oído, por ejemplo, ve y escucha por su cuenta las señales que le llegan de otras zonas del cerebro.  De esta forma cada sentido puede percibir señales que no le llegan a través de su órgano correspondiente sino de la propia mente.  Y con esto no quiero decir que estas percepciones se produzcan exclusivamente en el individuo y no le lleguen también de fuera de él.  Si decimos que somos capaces de sentir, de ver y de escuchar a nuestra propia mente, también estamos diciendo que podremos ver, sentir y escuchar también señales del inconsciente colectivo, dimensión psicológica apenas explorada y de la que no conocemos sus límites. 
Las limitaciones de las percepciones normales de nuestros sentidos están definidas científicamente, pero las limitaciones de las percepciones anormales, extraordinarias, extrasensoriales, no están en absoluto definidas; éste es un terreno inexplorado, y, como tal, lleno de peligros.       
  Estas impresiones extraordinarias de nuestros sentidos suelen ser insignificantes comparadas con las percepciones normales.  De hecho, todas las personas tenemos algún tipo de percepción extrasensorial y no le damos apenas importancia.  Pero, cuando no sólo se le da importancia, sino que se les presta especial atención, se pueden producir cambios importantes en la personalidad de los individuos.  Una pequeña percepción extrasensorial puede cambiar toda una vida si el interés de la persona así lo propicia.  Recordemos que el interés mantenido sobre algo puede cambiar el programa de selección de preferencias de nuestros cerebros, y algo muy insignificante puede cobrar prioridad absoluta si así lo queremos.  Estas percepciones, si se toman con un interés proporcional al grado de sensaciones que habitualmente transmiten, no tienen porque producir importantes cambios en la personalidad.  Pero, si nos empeñamos en otorgarle un interés extraordinario, podemos originarnos transformaciones importantes de dudosos efectos, pues la inseguridad en los resultados que vamos a obtener del desarrollo de estas facultades está garantizada.  En los psiquiátricos acabaron muchas personas que se obsesionaron con estas percepciones anormales.  Mientras no sepamos más a ciencia cierta de dónde realmente provienen y cómo se producen, mejor es oírlas, si es que las tenemos que oír, como quien oye llover.





    También es cierto que podremos acudir a esas sectas expertas en estas cosas, donde se nos darán todo tipo de explicaciones a nuestras extrañas percepciones, e incluso se nos señalará que poseemos unas dotes extraordinarias que deberíamos desarrollar para nuestro bien, el de la Humanidad, y el de la secta, claro está.  De esta forma nos convertiremos en conejillos de Indias al servicio de los planes de experimentación de la secta, con el propósito de confirmar sus hipótesis.
            Cualquier persona es muy libre de experimentar con su cuerpo o con su mente introduciéndose por terrenos inseguros y llenos de peligros, de hecho, si así no se hubiera sucedido a lo largo de la Historia, apenas habríamos salido de la Prehistoria.  Lo que resulta intolerable en nuestro mundo moderno, donde tanto se defienden los derechos humanos, es que haya personas que estén sirviendo de conejillos de Indias sin saberlo. 
Cierto es que la mayoría de las veces los dirigentes de las sectas no son conscientes de los riesgos que están corriendo ellos y sus adeptos, están cegados por su ansia de encontrar la tierra prometida; como nuestros antiguos exploradores, emprenden expediciones llenas de peligros, embarcando a una tripulación ignorante de lo que le espera en una aventura que les hará padecer innumerables penalidades.  Sus objetivos son muy dignos de llevar a cabo; pero, por favor, sin engaños, prometer lo que no podemos dar es un fraude; delito que muchas veces no podemos denunciar porque la mayoría de sus promesas se nos dice que se cumplirán en la otra vida, y eso es algo que nadie puede poner en duda porque nadie regresa de allí para contarlo.
Por consiguiente, si no tenemos espíritu aventurero, y escuchamos pequeños sonidos que no nos entran precisamente por los oídos, o vemos tenues luces que no nos entran por los ojos, mejor no prestarles especial atención.  A nuestro potente ordenador cerebral se le puede perdonar algún pequeño cruce de cables que perturbe un poco nuestra sensible percepción.
Si por el contrario estamos dispuestos a desarrollar nuestra percepción extrasensorial, habremos de saber que pisaremos terrenos inexplorados, y si nuestro interés mantenido así lo propicia, podemos acabar convertidos en videntes que ven más con su mente que con sus ojos, y oyen más son su cerebro que con sus oídos.  Y con el sentido del tacto, del gusto y del olfato puede suceder lo mismo.  Los agradables aromas celestiales o el olor a azufre del infierno no son afirmaciones gratuitas, son experiencias extrasensoriales de aquellos que aseguraron visitar esos lugares.  Otro tanto sucede con el gusto, sintonizar con un nivel agradable o desagradable de nuestro inconsciente puede dejarnos un buen o un mal sabor de boca.  Y a través del sentido del tacto podemos sentir la presencia de esa entidad del más allá que nos puede poner los pelos de punta.
Son muy pocos los casos en los que este tipo de percepciones llegan a ser importantes, la mayoría de las veces es el interés o la obsesión del propio individuo quien propicia su desarrollo, cuando no es un impulso vanidoso de sentirse diferente a los demás, elegido por los dioses para percibir lo extraordinario.
Insisto en la tremenda peligrosidad que implican las percepciones extrasensoriales.  Si se quieren correr riesgos, adelante, pero siendo conscientes de que los estamos corriendo.  Podemos hacer uso de toda la información que nos han dejado infinidad de videntes en sus inmersiones por nuestros misterios profundos; cierto es que unos nos hablan de fabulosos tesoros encontrados, de dichas inmensas disfrutadas, sentidas a través de nuestra manera de percibir extraordinaria; no olvidemos los éxtasis de los místicos, auténticas orgías de sensaciones celestiales;  pero no olvidemos tampoco a quienes cayeron en los infiernos y padecieron visiones y sensaciones tan horribles que acabaron enloquecidos. 
Mientras no abramos seguras autopistas por nuestro inconsciente que nos lleven allí donde queramos ir, todo aquel que se introduzca en el mundo oculto del ser humano está dispuesto a correr unos riesgos que en la mayoría de los casos no son compensados por los resultados obtenidos.  Sin embargo, y a pesar de ello, muchas personas continúan adentrándose en su interior, poniendo un interés especial en ese tipo de percepciones, anhelando descifrar los sonidos que llegan de nuestra frondosidad inconsciente, y pretendiendo reconocer alguna figura en las sombras de la espesura de nuestra mente.
Este interés de escuchar algo más de lo que oyen nuestros oídos o de ver más de lo que ven nuestros ojos, hace que nuestro programa cerebral de selección de preferencias destine a gran parte de nuestra inteligencia para descifrar y entender lo que nos llega a través de las percepciones extrasensoriales.  Y, si en el capítulo anterior expusimos la capacidad que tiene nuestro cerebro de mostrarnos una visión de la realidad diferente de la que nos llega por los sentidos, cuando se trata de procesar los datos que nos llegan a través de la percepción extrasensorial, el riesgo de obtener una visión falsa de lo que estamos percibiendo es de un elevadísimo porcentaje. 
Nuestra inteligencia es tan lista que, cuando le pedimos insistentemente que nos dé una visión inteligente de unas vagas impresiones que estamos recibiendo, intentará componer con esos datos un esquema inteligente que encaje en nuestro puzzle cerebral, y, si lo consigue, nos dará la visión correcta; pero, si no lo consigue, se la inventará.  Y los datos aportados por las percepciones extrasensoriales, son tan difíciles de encajar en la lógica de nuestra inteligencia, que la mayoría de las veces nuestra mente ha de inventarse una visión personal de ellos para satisfacer nuestro empeño de entenderlos.  De hecho, en este tipo de percepciones, las deducciones lógicas de lo que se percibe son formadas, más que por las propias percepciones, por las creencias de los individuos que las perciben.  Esta facultad de fantasear de nuestra mente también se aplica a las percepciones que recibimos por nuestros sentidos, pero en un grado mucho menor, ya que la precisión de las leyes físicas de nuestro mundo que percibimos por los cinco sentidos no dan mucho margen para la fantasía.  Nuestra mente termina por aprender la fría realidad matemática de nuestro mundo tridimensional, aunque para ello haya necesitado tropezar varias veces en la misma piedra.  Nuestro cerebro procurará mostrarnos una visión de la realidad de lo que le llega por los sentidos lo más fiel posible, es de suponer que siempre procurará darnos una visión correcta de lo que tenemos delante de los ojos para evitar accidentes; no le resultará muy agradable que nos rompamos los huesos por no ver bien lo que tenemos delante de los ojos, sobre todo si esos huesos son los de la cabeza.
Pero este duro y obligado aprendizaje no se da cuando se trata de obtener una visión de las percepciones extrasensoriales, fuera de nuestra dimensión tridimensional no parece que existan leyes como las físicas gobernando las realidades.  Un ejemplo de ello lo tenemos en el mundo de los sueños, donde nuestra mente tiene libertad absoluta para mostrarnos cualquier tipo de realidad virtual.  La creación de las características figurativas de la realidad onírica no implican dificultad alguna para nuestra mente, cada noche creamos innumerables situaciones de realidad virtual.  Una de las funciones más importantes de nuestro cerebro, y a la que se le presta muy poca atención, es su capacidad de crear escenarios de realidad virtual, mundos y personajes creados exclusivamente para protagonizar en el teatro de nuestra mente impulsos que no protagonizamos en nuestra realidad tridimensional.  Las características figurativas de estos escenarios y personajes son extraídas de nuestra memoria, consciente o inconsciente, elegidos entre aquellos que estén más familiarizados con nosotros y mejor puedan escenificar las pasiones, los temores, conflictos, represiones, etc.  Lo importante para nuestra mente es hacernos vivir nuestros impulsos psicológicos, realizarlos en los sueños, y para ello elegirá un mundo y unos personajes que mejor puedan hacernos vivir esos impulsos.  Y al actuar así no está actuando caprichosamente, sino que responde a las órdenes de nuestros impulsos personales y al programa de selección de preferencias.  Y esto precisamente sucede cuando le ordenamos que nos interprete y nos dé una explicación a las percepciones extrasensoriales, prácticamente estamos obligando a nuestro cerebro a que nos cree realidades virtuales, cosa que hace muy a gusto y a poco que le insistamos; y, como nada le obliga a darnos una visión fiel de ese tipo de percepciones, nos ofrecerá la visión más lógica para nosotros, la que nos resulte más creíble, la fantasía que mejor nos podamos creer.  Buscará en nuestros patrones heredados culturales los materiales necesarios para crear un mundo esotérico o espiritual donde hará encajar las visiones y sonidos extraordinarios.  Y esto no es un capricho de nuestra mente, es el resultado de invitarla a darnos una visión precisa de unos datos tan imprecisos como son los que recibimos a través de la percepción extrasensorial. 
De todos es conocida la existencia de la telepatía, de la clarividencia y de la precognición, y seguro que la mayoría de nosotros hemos tenido vivencias relacionadas con estas capacidades extrasensoriales.  También es de todos conocido el fracaso de todos los intentos hechos hasta ahora para dominar estas facultades.  Las consecuencias de este fracaso no vienen exclusivamente porque no sepamos utilizarlas, sino porque cuando a nuestro cerebro le estamos pidiendo que las utilice y no se dan las circunstancias para que funcionen, entonces se las inventa: visionamos algo que no está sucediendo, prevemos cosas que no van a suceder, o nos inventamos una conexión telepática que no existe.
En los ámbitos espirituales esta capacidad de inventar escenarios virtuales se ha puesto de manifiesto a lo largo de la existencia de la Humanidad.  El ansia por explicarnos las experiencias de las percepciones extrasensoriales ha obligado a nuestra mente a crear mundos donde encajarlas, escenarios donde tuviéramos una visión más o menos lógica de tan ilógicas experiencias, realidades virtuales que incluso nos obligamos a creer en ellas a golpe de dogmas de fe, religiones que pretenden satisfacer las inquietudes espirituales, sectas que poseen su particular realidad virtual donde toman protagonismo los impulsos psicológicos del grupo, mundos elegidos por personas cansadas de sus frustraciones en la dimensión tridimensional; esperanzas de vida que no existen, inventadas por la poderosa máquina de generar realidades virtuales, por nuestro cerebro.
Por lo tanto, los personajes, entidades, dimensiones y estados de los que nos hablan las religiones o las doctrinas de los caminos esotéricos, no son creaciones fantasiosas sin ningún sentido; tras ellas se ocultan esencias de nuestra humanidad. 
El impulso sexual, por ejemplo, es una fuerza esencial en los individuos con el que generamos las fantasías oníricas que nuestro cerebro construye en la dimensión de los sueños.
Lo dramático se produce cuando esas imaginaciones, que en un principio sirvieron para escenificar unas pulsaciones psicológicas o para explicarnos las percepciones extrasensoriales, acaben tomando cuerpo en la conciencia humana y campen a sus anchas por la mente de los creyentes con vida propia.
Las sectas, que debieran de ser grupos de investigadores de lo oculto, acaban la mayoría de las veces atrapadas en sueños, en mundos de realidad virtual donde pretenden explicarse y satisfacer sus impulsos psicológicos espirituales.  Su diferente visión del mundo llega en muchas ocasiones a ser tan diferente del mundo real que crean en su imaginación mundos aparte.  Sofisticados escenarios esotéricos donde se protagonizan fantásticas tramas protagonizadas por las pulsaciones de la sombra humana.  Tal es el grado de realidad que la conciencia del grupo sectario puede imprimir en esos mundos virtuales, que incluso puede superar el grado de realidad de la dimensión tridimensional.  Y es entonces cuando se vive en una realidad no física, moviéndonos por este mundo como si viviéramos en otro.
Nuestra ansia por descubrir nuevos mundos nos ha llevado infinidad de veces a inventarlos.  ¿Qué otra cosa pueden ser, aparte de invenciones, los innumerables mundos espirituales contradictorios que nos enseñan las diferentes religiones, las vías esotéricas o las sectas?  Si alguna de ellas hubiera descubierto la auténtica realidad espiritual, ésta se hubiera impuesto a todas las demás que la contradicen.  No sucede así porque siempre se trata de imponer una realidad virtual sobre otra, algo que es imposible, porque cada sueño tiene su grado de realidad para quien lo sueña.